La Guía Integral de la Corona de Adviento: Para iluminar tu sendero hacia la Navidad
1. - ¿Qué representa la corona de adviento?
El Bendicional, texto oficial para las bendiciones en la Iglesia Católica, afirma que la Corona de Adviento, también conocida como "Corona de las luces de Adviento", es un símbolo que "refleja la alegría del periodo de preparación para la Navidad".
Asimismo, es "un emblema de la esperanza de que la luz y la vida prevalecerán sobre las sombras y la muerte".
La luz simboliza a Cristo, la luz del mundo, y disipa el temor.
El color verde de la corona simboliza la vida y la esperanza. El púrpura simboliza preparación y conversión.
La iluminación semanal de las velas señala el progreso gradual hacia la plena luz de la Navidad.
2. - ¿Cómo construir la corona de Adviento en 4 etapas y con escaso presupuesto?
Reunir materiales: cartón, tijeras, guirnalda verde, pegamento, 3 velas violetas y una rosada, un lazo rojo.
En el cartón trazar un círculo, de acuerdo al tamaño deseado, y recortarlo.
Considerando el grosor de la corona, recorta otro círculo en el interior del molde.
Se formará un círculo de cartón con un agujero circular en el centro.
Pegue la guirnalda en el cartón. Hacer un lazo con el lazo rojo y fijarlo al cartón en uno de los lados del círculo.
Colocar las 4 velas dentro del círculo.
3. - ¿Dónde ubicar la corona de adviento?
En las iglesias, la corona de adviento generalmente se coloca a un costado del altar o en un sitio visible para que todos los fieles la observen.
De igual manera, en los hogares la corona de Adviento debe situarse en un lugar especial. Puede ubicarse en la sala principal, cerca de donde la familia suele orar o al lado del belén.
4. - Ceremonia oficial de la coronación de Adviento.
El libro litúrgico ofrece un ritual de bendición para llevar a cabo en compañía de la familia. Se debe tener en consideración que al mencionar "el ministro", este individuo puede ser un sacerdote, diácono o un miembro de la familia.
Al iniciar la ceremonia, el ministro declara: Nuestro auxilio es el nombre del Señor.
Todos responden: Que hizo el cielo y la tierra.
Monición introductoria: Al comenzar el nuevo año litúrgico vamos a bendecir esta corona con que inauguramos también el tiempo de Adviento. Sus luces nos recuerdan que Jesucristo es la luz del mundo. Su color verde significa la vida y la esperanza. El encender, semana tras semana, los cuatro cirios de la corona deben significar nuestra gradual preparación para recibir la luz de la Navidad.
Uno de los presentes, o el mismo ministro, lee un breve texto de la sagrada Escritura, por ejemplo: “¡Levántate, brilla, Jerusalén, que llega tu luz; la gloria del Señor amanece sobre ti!” (Isaías 60, 1).
Luego el ministro, si es sacerdote o diácono, con las manos extendidas, si es laico, con las manos juntas, dice la oración de bendición:
Oremos. La tierra, Señor, se alegra en estos días, y tu Iglesia desborda de gozo ante tu Hijo, el Señor, que se avecina como luz esplendorosa, para iluminar a los que yacemos en las tinieblas de la ignorancia, del dolor y del pecado. Lleno de esperanza en su venida, tu pueblo ha preparado esta corona con ramos del bosque y la ha adornado con luces. Ahora, pues, que vamos a empezar el tiempo de preparación para la venida de tu Hijo, te pedimos, Señor, que, mientras se acrecienta cada día el esplendor de esta corona, con nuevas luces, a nosotros nos ilumines con el esplendor de aquel que, por ser la luz del mundo, iluminará todas las oscuridades. Él que vive y reina por los siglos de los siglos.
R. Amén.
Y se prende la vela correspondiente de acuerdo con la semana de Adviento.
5. - La secuencia para encender las velas de la corona de Adviento.
La primera vela de color morado se enciende en el primer domingo de Adviento. Se puede iluminar entonando una canción. Para esta jornada se presenta la siguiente plegaria:
Iluminamos, Señor, esta llama, como aquel que enciende su farol para partir, en la oscuridad, hacia el encuentro del amigo que pronto llegará. En este inicio de la temporada de Adviento deseamos estar listos para recibirte con gozo y anticipación. Numerosas sombras nos rodean. Muchos elogios nos adormecen. Deseamos permanecer despiertos y atentos, ya que tú nos brindas la luz más brillante, la paz más profunda y la alegría más genuina. ¡Ven, Señor Jesús! ¡Ven, Señor Jesús!
La segunda vela púrpura se enciende en el segundo domingo de Adviento. A continuación, la frase sugerida:
Los videntes mantenían viva la esperanza de Israel. Nosotros, como un símbolo, prendemos estas dos velas. El antiguo tronco está brotando de nuevo, el desierto está floreciendo. Toda la humanidad se conmueve porque Dios ha sido incorporado en nuestra carne. Que cada individuo, Señor, te permita entrar en su vida para que crezcas, para que se desarrolle, para que surja y mantengas viva la esperanza en nuestro corazón. Por favor, acude con prontitud, Señor! Ven, Redentor!
En el tercer domingo de Adviento, conocido como domingo de gaudete (término en latín que significa regocíjense), se enciende la vela de tono rosa que representa la felicidad por la llegada de la Navidad. La frase es la siguiente:
En la oscuridad brilló una luz, en el desierto se escuchó una voz. Se comunica la buena nueva: El Señor está por llegar. Preparen su espíritu como una novia que se embellece el día de su boda. Al encender estas tres velas, cada uno de nosotros desea ser luz tuya para que resplandezcas, Señor, llama para que reconfortes. ¡Acude, Señor, a rescatarnos! ¡Cúbrenos con tu resplandor, enciéndenos con tu caridad!
En el cuarto domingo de Adviento, se enciende la última vela de color morado y se puede recitar la siguiente plegaria:
Al prender estas cuatro candelas, en el domingo final, recordamos, Señor, a Santa María, ella, la Virgen, tu madre y nuestra madre. Nadie te aguardó con más anhelo, con más cariño, con más afecto. Nadie te dio la bienvenida con mayor felicidad. Te arraigaste en ella como el grano de trigo se planta en el surco. En sus brazos hallaste la cuna más bella. Asimismo, deseamos prepararnos de esa manera: en la fe, en el amor y en la labor diaria. Por favor, acuda con prontitud, Señor. Favor de venir en nuestra ayuda.